Danny
En abril de 2006 un hombre caminaba por el bosque con sus hijos cuando oyeron algo que sonaba como el lloro de un animal. Cuando se acercaron, descubrieron a un niño de unos dos años, asustado, que parecía abandonado. Inmediatamente lo llevaron a la policía, que estimó que el pequeño habría pasado al menos dos noches en el bosque antes de ser rescatado. Solo, con frío, hambre y miedo. Conociendo a Danny como le conocemos ahora, probablemente estuviera gritando todo el tiempo. La policía llamó a Robert para ver si podría admitir al niño en Malayaka House.
No se sabe nada de la vida anterior de Danny. Cuando llegó a Malayaka House estaba muy malito, con gripe, muerto de hambre y muy traumatizado por el tiempo que había pasado solo en el bosque. Durante días no dejó que nadie le tocara ni se acercase demasiado. Podía caminar, pero no hablaba ninguna de las lenguas locales. Sufría violentos ataques de ira y se despertaba gritando por las noches. Tenía la mirada perdida y asustada, y estaba enfadado con la vida. Temíamos que el trauma que había experimentado le hubiera destrozado por dentro y que hubiera perdido su alma para siempre.
Pasó todo un año antes de que pudiéramos apreciar un cambio notable pero, cuando sucedió, explotó la personalidad más enérgica del mundo. Danny y Bobo se hicieron buenos amigos porque Danny, que era más ágil, enseñó a Bobo primero a gatear, luego a ponerse de pie y luego a caminar. Siendo completamente distintos, encontraron un espacio común. Empezaron juntos en la escuela en 2007, lo que aceleró la recuperación de Danny al poder dar una salida a toda su energía. Sus profesores una vez nos comentaron que, en el recreo, Bobo se rodea de amigos prudentes y tranquilos, mientras que el círculo de Danny era de niños que corren por el patio, trepan a los árboles y se rebozan en la porquería.
Cuál fue la medicina que le curó es un misterio para nosotros, pero en cualquier caso nos sentimos afortunados y orgullosos de que haya encontrado su camino.
Cuando fue creciendo, a sus 10 años, Danny era una persona completamente diferente. Todavía le encantaba jugar, saltar, correr, montar en bici, los patines, monopatines… pero la violencia ya no era parte de su vida. Al contrario, era educado, trabajador, y tenía muchos amigos.
Danny era el mejor amigo de las aunties y le encanta ayudarles con cualquier tarea y no había otro niño en el que ellas confiasen más a la hora de cuidar a los bebés, sobre todo de Georgie. Danny necesita su tiempo para acostumbrarse a nuevos amigos y voluntarios, pero una vez que lo hace, si está a gusto contigo, pasará encantado los mejores momentos. Y es en esos momentos cuando Danny sonríe como ningún otro niño en la casa.
Ahora Danny es todo un adolescente. Se ha hecho más reservado y va de duro por la vida, pero sigue teniendo el mismo gran corazón de siempre. En 2019 acabó Primaria en Pearl of Africa con muy buenas notas, y en 2020 empieza para él la aventura de ir a Secundaria. Quiere ser profesor de mayor, y está siguiendo sus paso para conseguirlo. Te queremos mucho y estamos muy orgullosos de ti, Danny.