El pasado 13 de junio se puso en contacto conmigo Tatianne para darnos la enhorabuena por nuestra labor y contarnos que ella y su marido suelen hacer voluntariados en verano pero que este año iba a ser un poco distinto, y que viajaban a Uganda con el resto de su familia para conocer el país, y que querían ayudarnos con algún proyecto concreto para el que necesitáramos fondos.
Lo primero que hago cuando alguien me escribe es preguntarles cómo nos conocen. Y es que el poder del boca a boca para una organización tan pequeña como la nuestra es fundamental. Y normalmente siempre hay una conexión con un conocido, familiar o amigo que nos conoce y que ha hablado de nosotros y que ha contado sobre nuestros niños o nuestra organización. A mí me encantan las historias de estas conexiones y me considero una suertuda de poder ver este lado bueno y solidario de la gente.
Y así fue también esta vez. Tatianne es cuñada de Diego. Diego fue voluntario en Malayaka House por tres meses en 2009, y se volvió a España con el corazón lleno de nuestros niños.
Tatianne decidió que aunque no fueran a quedarse con nosotros, sí que querían venir a visitarnos, conocer a los niños de los que Diego les había hablado durante tanto tiempo y colaborar con nuestra causa. ¿No es preciosa la gente que viene a Uganda de turismo pero también piensa en dejar “algo” detrás? ¡A mí me lo parece!
Nos preguntaron si había algún proyecto con el que colaborar y poder compartir con su gente. Y ahí es donde entró la cocina, que es una idea que nos llevaba rondando durante meses: una cocina nueva para nuestros niños, que fuera más grande, más segura, más organizada, más limpia, y por supuesto más eficiente.
A Tattianne y a su familia les pareció buena idea y se pusieron en marcha con un “Go Fund Me”, para contar a amigos y familia sobre Malayaka House y pedirles ayuda para conseguir el objetivo de 1.200 euros que necesitábamos.
Cuando nos visitaron en agosto en Uganda habían alcanzado el 50% del objetivo, pero cuando vinieron y vieron la cocina, los padres y tíos de Diego, decidieron que querían colaborar más y donar lo que faltaba.
El corazón enorme de Tatianne es brasileño, y se puso en contacto también con su familia de allí y su prima decidió organizar un evento en su instituto, donde también se recaudaron fondos para nuestra causa.
Hace una semana terminamos con nuestra parte en Uganda, un sueño hecho realidad: una cocina preciosa con la que las aunties están encantadas, y nosotros súper orgullosos y felices de tener la suerte de contar con gente tan buena.
Gracias Tatianne, Álvaro, Diego, padres y tíos. Y gracias a todos los que pusisteis vuestro granito de arena para hacer este sueño posible. Con poco, siendo muchos, podemos hacer tanto…